Apenas cuatro meses de conflicto bélico habían pasado la Navidad de 1914. Aquella Noche Buena se vivió un momento “maravilloso y extraño”, en medio de la Primera Guerra Mundial. Y lo protagonizaron soldados alemanes, franceses y británicos que combatían en los frentes de Bélgica y Francia. Fue en una zona del frente occidental conocida como la tierra de nadie.
Primero, desde el lado alemán, alguien cantó el villancico más famoso: “Noche de paz”. Los ingleses también empezaron a cantar.
Después, alemanes e ingleses arrancaron a gritarse cosas. “Primero fueron insultos, pero después se transformaron en bromas”, contó años después el soldado británico Marmaduke Walkinton. Que agregó que en un momento un alemán dijo: “’Mañana no disparen, nosotros no dispararemos'”.
Así comenzó una inesperada tregua informal que incluyó intercambio de regalos con los enemigos y hasta partidos de fútbol con jugadores de ambos bandos.
Miles de soldados estuvieron involucrados en el alto el fuego, que en principio sirvió para recoger y enterrar los cuerpos de los combatientes caídos.
El historiador Alan Wakefield dijo que la atmósfera fraterna se empezó a construir a partir de los villancicos.
Afuera de las trincheras
En la mañana del 25 de diciembre, los alemanes principalmente fueron los que empezaron a salir de las trincheras y se desplazaron por la tierra de nadie. Unos se acercaron a las trincheras de los británicos y los llamaban.
Y aunque algunas unidades británicas estaban confundidas con lo que estaba pasando, en otras, los soldados también comenzaron a dejar sus trincheras para encontrarse con los alemanes.
Ya eran cientos de soldados de ambos bandos que caminaban por el lugar y que empezaron a hablar, sin armas, y a estrecharse las manos.
Muchos se devolvían a sus trincheras y regresaban con productos. Los británicos, por ejemplo, les dieron chocolates, carne enlatada, pasteles, whisky, a los alemanes y éstos les ofrecieron cigarrillos, salchichas, galletas, brandy.
También intercambiaron botones de sus uniformes y periódicos y compartieron regalos que les habían enviado sus familias.
“Fue realmente una oportunidad para tratar de olvidar la guerra por una tarde”, dice Wakefield.
“Muchos soldados combatían a un rival que no podían ver. Esta tregua fue, de hecho, una oportunidad para ver a su enemigo cara a cara, para descubrir con quién realmente se estaban enfrentando”.
La pelota
Lo cierto es que en un momento apareció una pelota de fútbol y, aparentemente, se armó un partido. Según Wakefield, “hay cartas y relatos de alemanes que estuvieron cerca de un pueblo en Bélgica y de soldados británicos en otro lugar de Bélgica, que dicen que jugaron fútbol”.
En un relato de soldados alemanes se dijo que habían jugado un partido de fútbol contra los escoceses y que habían ganado 3-2.
Tres cartas de soldados británicos hacen referencia a un juego completamente abierto, no un partido propiamente organizado, en el que decenas de soldados de ambos bandos corrían para tener la oportunidad de patear el balón.
Las noticias de la tregua comenzaron a circular en enero de 1915, cuando los periódicos publicaron fotos tomadas por los mismos soldados y fragmentos de cartas que habían enviado a sus familiares.
“A inicios de enero de 1915, los periódicos de repente empezaron a imprimir estas cartas y, al principio, hubo una cierta cuota de incredulidad, pero con el tiempo también comenzaron a aparecer fotos y la evidencia se había vuelto muy clara, no era un mito”, señala el historiador Anthony Richards, autor del libro Wartime Christmas.
“Los medios de la época amaron (la historia). Hubo mucha discusión en los periódicos sobre si eso había sido algo bueno o malo”, agrega.
La Tregua de Navidad no terminó de repente. Según Wakefield, llegó a su fin en diferentes momentos en las distintas áreas que participaron.
Fin de la tregua
Lo cierto es que llegaron las órdenes de los mandos superiores: había que reiniciar la guerra, la artillería, las armas, tenían que volver a ponerse en funcionamiento, se le debía disparar a los enemigos que trataran de salir de sus trincheras.
Según el historiador Wakefield, a muchos de quienes protagonizaron la tregua les costaba volver a enfrentarse. Y recordó el caso de un oficial británico que había recibido la orden de bombardear una granja que los soldados alemanes usaban para abastecerse de alimentos.
El militar, que había sido parte del alto el fuego, pensó que se les debía avisar a los alemanes sobre el ataque que ocurriría la mañana siguiente.
“Enviaron a un soldado para asegurarse de que no hubiesen alemanes en la granja cuando bombardearan”, explicó.
El historiador explica que la guerra sí se reanudó, pero en algunas partes con bastante lentitud.
“Habían hecho amigos en la Navidad y no querían dispararles”.
Finalmente, la guerra se impuso y la Primera Guerra Mundial duró hasta 1918 con un saldo tremendo en vidas: se estima que murieron 10 millones de personas.
La tregua de Navidad de 1914 dio origen a una película llamada “Noche de paz”, dirigida por el francés Christian Carion. También inspiró el video de Paul McCartney para su tema “La pipa de la paz”.