Tras una experiencia de “resucitación” exitosa de organismos microscópicas congelados, madura la pregunta: ¿podrá replicarse la práctica con humanos? Los organismos revividos son antiguos nematodos, más conocidos como lombrices intestinales, recuperados del permafrost siberiano. Son capaces de apagar sus cuerpos en ambientes inadecuados, un proceso llamado anabiosis.
Según publicó el diario británico Daily Mail, luego de descubrir a los nematodos en una madriguera de ardillas congelada en 2018, los científicos pusieron los gusanos en agua para despertarlos de su estado y lo lograron.
En ese sentido, cuando se le preguntó si los humanos congelados en el tiempo podrían resucitar por medios similares, Valeriya Udalova, directora ejecutiva de KrioRus, una empresa criogénica rusa señaló las diferencias en la criopreservación de humanos y animales, pero dijo que la tecnología puede allanar el camino para que eso suceda dentro de 50 a 70 años.
“No creo que el metabolismo humano pueda reestructurarse radicalmente para que también entremos en anabiosis como los animales. Probablemente sea más fácil crear nuevos cuerpos artificiales”, dijo a MailOnline en una nueva entrevista Udalova cuya empresa afirma tener 94 cadáveres congelados en su base en la capital rusa.
Udalova explicó que para que los humanos resuciten, tendrían que haber grandes avances en la medicina y en la ingeniería de tejidos, algo que ella cree que podría suceder en 50 a 70 años: “Los laboratorios criobiológicos son pocos, no hay ninguno grande”, explicó. “Incluso el famoso laboratorio Medicina del Siglo XXI es una organización pequeña”.
“Pero incluso en una situación tan deplorable, ya se han realizado experimentos notables, por ejemplo, sobre la criopreservación reversible de un riñón de rata mediante persuflación de gas con nanopartículas y calentamiento por inducción”, acotó.
La tecnología actual es insuficiente ya que los agentes crioprotectores tienen efectos “tóxicos” en el cerebro y partes del cuerpo, según el João Pedro de Magalhães, microbiólogo portugués. “Se necesitarán enormes avances científicos en áreas como la ingeniería de tejidos y la medicina regenerativa para que las personas criopreservadas vuelvan a estar vivas y saludables”, dijo De Magalhães a Gizmodo en 2018.
Pero si tiene éxito, el proceso podría ser una “alternativa a la muerte”. “Los pacientes con enfermedades terminales, incluidos los niños, podrían optar por la criostasis hasta que se descubriera una cura”, explicó.
“En cierto sentido, tendríamos una alternativa a la muerte, que tiene profundas implicaciones filosóficas, éticas y médicas”, advirtió.