“Vengo repitiendo, no me puse ni fecha ni plazos, simplemente disfrutar de todo esto, me emociona más que nunca estar acá y sentir el cariño de la gente, porque sé que pueden llegar a ser los últimos”.
Leo Messi sigue empeñado en estirar su era. El martes dio una prueba más de su vigencia, mientras la selección, más bien su cuerpo técnico, programa un equipo sin él para el futuro. Pero para cuál futuro, para cuándo.
“Que juegue hasta que no pueda, es lo único que le pido, porque es un placer verlo y tenerlo adentro de una cancha de fútbol”, dijo Lionel, el DT, tras la goleada a Bolivia en la que Lionel, el jugador, armó un festival que incluyó tres goles.
En la selección Argentina nadie parece emocionalmente preparado para la era post Messi. Es más, es probable que la ausencia sea más fácil de resolver en lo futbolístico que en lo anímico.
El rostro de felicidad de De Paul luego del tercer gol de Leo, el sexto del equipo, es una síntesis de lo que representa el capitán para este grupo.
“Disfruto de esto, soy feliz donde estoy, con mis compañeros a pesar de la edad, cuando estoy acá parezco un pibe porque me siento cómodo con el plantel y dentro de la cancha, mientras vea que me siento bien y puedo ayudar al equipo y rendir como pretendo, seguiremos disfrutando”.
¿Hasta cuándo Leo? Los tiempos parecen estirarse hasta la próxima Copa del Mundo en Estados Unidos, México y Canadá.
La despedida de Di María de la selección tras la Copa América pareció ser el principio del final de una generación que tuvo que sobrellevar momentos muy difíciles, pero que al final del camino pudo romper el maleficio y se transformó en la selección más ganadora de la historia con un título mundial, dos copas América y una Finalissima.
Y en realidad hay una generación en retirada, pero el principal exponente de esa era sigue vigente.
En la selección Argentina nadie parece emocionalmente preparado para la era post Messi
A pesar de jugar en un fútbol menor, de bajar las cargas, de vivir más descontracturado, relajado, su inmenso ascendiente sobre un grupo que lo considera su Dios (no es una exageración, así lo ven, así lo veneran) mantiene en lo alto la retirada de un grupo que no terminará de apagarse hasta que él no le diga adiós a la selección.
Nadie está preparado para eso. Ni la AFA, ni el cuerpo técnico, ni Leo, ni el público.
El Monumental estuvo repleto el martes, la AFA cobra millonadas con su presencia. ¿Qué pasará cuando Messi no esté? Ni las finanzas de la Asociación del Fútbol Argentino están listas para absorber el impacto.
Tres goles y una actuación inmensa frente a Bolivia a los 37 años hacen mucho más difícil imaginar el retiro más allá de las dificultades, o no, que haya ofrecido el rival.
Después de Qatar, él mismo se encargó de avisarle a su familia desde adentro de la cancha y hacia las tribunas que la obra estaba completa.
Pero parece que no. Todavía le faltan retoques y hoy no es una utopía imaginarlo en el próximo Mundial.
¿Será porque cuesta imaginar a la selección sin Messi? Es probable. Por lo pronto él sigue frotando su inmenso talento para resistir el paso del tiempo.
“Es muy lindo venir acá, sentir el cariño. Emociona la gente, cómo grita mi nombre, el de todos. El momento que venimos pasando hace años, la conexión con la gente, disfrutamos todo. Nos encanta estar acá y jugar en Argentina con toda esta gente”.
¿Cuánto tiempo pasó desde que para Leo era una tortura venir al país para ponerse la camiseta y la cinta de capitán? Unos pocos años.
Y pensar que todavía hay quienes insisten con que el resultado no es lo más importante.