Era un partido de esos en el que se juega bastante más antes de empezar que en el desarrollo mismo. Mucho más complejo fuera de la cancha que dentro de ella. Que Argentina era favorita ante Chile no es ninguna novedad, y quedó reflejado en el resultado, pero había que superar un par de obstáculos emocionales para que el juego fluyera.
El capitán, el que absorbe todas las presiones, no estaba y estará menos de ahora en más por lo que es un ítem a internalizar. Argentina debe trabajar para empezar a jugar sin Messi, o en todo caso con un Leo bastante menos influyente que en tiempos dorados.
La ausencia definitiva de Di María, otro impacto emocional sobre el que Scaloni deberá trabajar dentro y fuera de la cancha, marcaba la principal dificultad de un partido por los puntos en el que los sentimientos debían ser contenidos por la relación con la pelota.
Argentina debe trabajar para empezar a jugar sin Messi, o en todo caso con un Leo bastante menos influyente que en tiempos dorados
El homenaje a Angelito podía atentar contra la concentración de un equipo que debía afrontar varios frentes de batalla en el cada vez más impactante estadio Monumental. Aún con el aforo reducido por la sanción de Fifa es un escenario extraordinario. Hasta se nota más cuando hay menos gente.
El partido con Chile no era uno más de eliminatorias, era el comienzo de una nueva etapa con la chapa de ser campeón de todo y la necesidad de refrendar esas medallas.
Y Argentina pudo superar la prueba. Los nuevos líderes asumieron sus responsabilidades dentro de la cancha y desde el banco de suplentes para que el cambio de era se transite con la mayor fluidez posible.
Esta vez, como pocas veces, el resultado no era lo más importante, lo trascendente era el semblante, la postura, para afrontar una nueva etapa que tendrá varias de estas pruebas antes de consolidarse.
El mal de ausencias no se sintió, el grupo se fortaleció hacia adentro y rodó satisfactoriamente el primer capítulo de esta nueva temporada de una serie que ojalá sea eterna.
Es que, se debe reconocer, Argentina, la selección, tiene un muy buen guionista.
Esta vez, como pocas veces, el resultado no era lo más importante, lo trascendente era el semblante, la postura, para afrontar una nueva etapa
“El techo será cuando un día nos vaya mal, que va a pasar, y a partir de ahí ver cómo nos levantamos. Por ahí nos malacostumbramos a la situación en la que estamos, pero cuando eso pase, que va a pasar, volverse a levantar, es esa la idea. No siempre se va a ganar, eso lo tenemos claro. Mientras pase, bienvenido sea, y a estar preparados para lo que venga. Estar preparados para competir”.
“El equipo afronta cada partido como si fuera una final, absolutamente todos, da igual el rival, dónde. La calidad de los jugadores hace el resto. Es simple comentarlo, ellos son muy buenos, cuando juegan con esta calidad, ganás, y en esa manera de entender el fútbol, te puede ir mal, pero dejarás una buena imagen. Les está yendo bien, la clave es cómo afrontan cada partido y que juegan bien”.
Firmado: Lionel Scaloni.