Omar Perotti y Maximiliano Pullaro, dieron respuesta de alto impacto: votarían a Milei. Lo dijeron tras un planteo periodístico contrafáctico. Podían haber gambeteado la respuesta, pero se metieron sabiendo que en esas calles hay una multitud que haría lo mismo. No son los únicos. Algunos de mis vecinos votarían a Milei. Miembros de mi familia votarían a Milei. Mucha gente que no conozco y me dice: no le peguen a Milei, votan a Milei. Los tacheros que pelean contra Uber votan a Milei. Los compañeros de trabajo en la Radio, en el Canal votarían a Milei. Los amigos de mi equipo de futbol votan a Milei. Juan, que con el dólar a 800 saco un pasaje a Miami, y Brian, que anda en un carro buscando lo que tiramos en la basura, votarían a Milei.

Tentaciones melancólicas. Es domingo. Llueve. Roxana Amed canta Pizarnik mientras escribo estas líneas. Sin contar la militancia, siempre esforzada que empuja el carro de las candidaturas electorales, sin contar los convencidos en las enseñanzas liberales de la Escuela Austriaca, que ven en Milei un potente vocero de sus teorías, el resto, los que declaman el voto al Wolverine (personaje de historieta que inspiró las patillas del candidato) de la política argentina, ¿saben lo que hacen? ¿Están convencidos que esa persona es la adecuada para este tiempo y lugar? ¿La Marcha de la Bronca electoral vale la pena?

Parece que sí. El jugar con fuego alentando la consigna Milei presidente podría encumbrarlo proféticamente. Una gran pira con todos adentro. 

Esta última semana se vieron pasos fuertes. Bullrich no levanta ni con Melconian alentando soluciones o Hernán Lacunza diagnosticando los problemas del plan Mileidista en la económica argentina. Al nuevo portador de las patillas argentinas parecen no entrarles las balas ni las críticas. Es el candidato eufórico que sigue metiendo agenda aun sin hacer campaña en los medios tradicionales. Se vistió del Cuco que tanto atemoriza a la “casta” y con esa trampa parece alcanzar.

El plan B de las tradiciones políticas argentinas es la reducción de daños. Infiltrar al candidato ganador con logística y músculo político. Se buscan técnicos en rosca y administrativos de pasillos. Preparar el mapa si el ganador es que proclamó derribar la casta con sus privilegios.

 

 

Esta semana el dirigente Luis Barrionuevo, se atrevió con una frase de ocasión: “Hoy no tengo dudas, y lo digo porque lo veo en mis nietos. Como decimos los catamarqueños, creo que gana en primera vuelta y sin chicote”, dijo en una entrevista para el diario El Ancasti, donde describió que Milei canaliza “la bronca” que se gestó en el último tiempo.

Carlos González D´Alessandro candidato a diputado nacional por La Libertad Avanza en San Luis obtuvo casi 50% de los votos en las PASO arrastrado por la ola Milei. Se alió al libertario a través de Tercera Posición, la fuerza política que creó Graciela Camaño, quien tomó distancia de esta novedosa alianza electoral que se impuso al peronismo y a Juntos por el Cambio en el territorio histórico de los Rodríguez Saá. González D´Alessandro es licenciado en administración, consultor y está vinculado a la Asociación Gremial de Computación (AGC), uno de los sindicatos que disputa con otras organizaciones la representación de los trabajadores de la estratégica industria informática. Se jacta ahora de ser uno de los nexos de Milei con los gremios del PJ.

El viernes se conocieron negociaciones con el titular de la aduana Guillermo Michel con enviados de Milei. Y no es el primer puente entre el massismo. En el armado de las listas en varios distritos bonaereses un sector pro peronista se metió en listas mileidistas. De Massa y de Emilio Monzó.

El nexo de Emilio Monzó con Milei es Sebastián Pareja, quien fuera director en el Registro Nacional de las Personas (Renaper) durante la gestión de Cambiemos. El propio Kikuchi lo promocionaba como uno de los operadores de la fuerza libertaria en el territorio bonaerense.

“Después del 13 de agosto nos atienden mejor el teléfono y nos llaman cada vez más personas. La construcción de poder se aceleró. La intención es generar gobernabilidad, articular desde el diálogo y no desde la confrontación”, dijo González D´Alessandro a un medio de Capital Federal. El dirigente aseguró que hubo conversaciones con sindicalistas de la CGT vinculados a los sectores de “los Gordos” (grandes gremios de servicios) y a los autodenominados “independientes” (UPCN, AySA y Uocra). También reconoció vínculos con referentes de las 62 Organizaciones Peronistas, un brazo político-sindical sin mucha influencia que hoy articula el taxista José Ibarra, quien fue aliado de Mauricio Macri y ahora dice que apoya a Sergio Massa.

La conducción ejecutiva argentina (Fernández-Fernández) no opina de Milei. El gran armador K (¿?) Máximo tampoco. Hugo Moyano o la CGT tampoco se han expresado abiertamente. Una gran parte de los empresarios aportantes y por supuestos sus afiliados también votarían a Milei. Y eso condiciona. Las cajas no se tocan.

 

 

El silencio puede ser un estruendo develador. ¿Busca el Kirchnerismo una victoria de Milei? ¿Dio instrucciones de asilo en la provincia de Buenos Aires a sus cuadros y a soportar el retiro del poder después de cuatro años impresentables para el país?

De resultar victorioso las consecuencias del anarco capitalismo en estas tierras podrían bordear lo trágico. Pero claramente con una inflación insoportable, con un sistema que ha enriquecido obscenamente a los responsables de la pobreza en argentina, lo trágico ya está aquí hace un rato largo. Larguísimo.