El gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, anticipó que en caso de una victoria en las elecciones presidenciales del libertario Javier Milei él estaría obligado a renunciar porque no tomaría “una sola decisión en contra de la gente”.
El mandatario peronista, quien renovó su cargo en los últimos comicios provinciales, apoyó al candidato Sergio Massa y prometió: “Si no ganamos el 22 de octubre se van a restringir los recursos para nuestra provincia, y este gobernador, si no le va bien, tiene que presentar la renuncia”.
Quintela dijo que no quiere encontrarse en la situación de “quitarle derechos” a la gente por exigencia o presión de un eventual Poder Ejecutivo en manos del líder de La Libertad Avanza, quien ya anunció fuertes ajustes.
Incluso una de las candidatas de esa fuerza de derecha sugirió que condicionarán la entrega de recursos a los gobernadores si no los apoyan (si no “quieran garantizar la gobernabilidad” se quedarán sin “transferencias discrecionales”, dijo Marcela Pagano).
“Lo que nos van a pedir desde allá (Nación) es que retiremos los derechos de la gente, que bajemos sueldos, jubilaciones, que vendamos las empresas del Estado, que vendamos las casas, que no las regalemos”, agregó el funcionario en el marco de una entrega de viviendas en La Rioja.
La promesa de Quintela recuerda a un hecho similar que protagonizó el entonces intendente de Rosario, Horacio Usandizaga, quien señaló en 1989 (un 27 de febrero, el día de la creación de la bandera) que si Carlos Menem ganaba las elecciones presidenciales de ese año daría un paso al costado. El riojano se impuso al radical Eduardo Angeloz y Usandizaga cumplió y se fue.
“Analizado a la distancia fue un error”, dijo Usandizaga sobre aquella promesa de renuncia que efectivamente realizó. En una entrevista de 1999, contó que estaba “acorralado” y el gobernador peronista de aquel momento no le transfería los recursos que Rosario necesitaba.