El rechazo generalizado al gobierno del demócrata Joe Biden en Estados Unidos parece no haber sido lo suficientemente contundente como para regalarle un triunfo a la oposición republicana en las elecciones de medio mandato celebradas este martes para renovar el parlamento y autoridades en más de una treintena de estados. No obstante, los primero y muy ajustados resultados daban paso a un fuerte temor a que la desinformación provoque una serie de reclamos de fraude sin pruebas, como ya ocurrió cuando el demócrata se hizo con el triunfo a nivel nacional en 2020.

Los primeros resultados conocidos tras el cierre de comicios podrían blindar al gobierno de Biden con el control del parlamento o, por el contrario, dejarlo carente de poder sin él. En varios estados la disputa entre republicanos y demócratas es muy apretada y debido al propio sistema electoral estadounidense –algunos resultados pueden demorar días e incluso semanas–, temen cuestionamientos y alegaciones sin fundamento de fraude.

El veredicto de las elecciones fue más claro en las carreras por los gobernadores de los estados republicanos, como Greg Abbott, promotor de políticas migratorias duras en Texas, o la victoria aplastante de la estrella emergente Ron DeSantis en Florida, consolidado como uno de los principales candidatos potenciales a la Casa Blanca en 2024, lo que lo convierte en rival directo del expresidente Donald Trump.

En la crucial pelea por el Senado, estaba claro esta madrugada que los demócratas se aseguraban 48 escaños y los republicanos 47, pero los resultados por los dueños de los restantes cinco asientos se mantenían en pugna.

Los candidatos de ultraderecha del partido republicano que insisten en desconocer la victoria de Biden sobre Donald Trump en 2020 han utilizado incidentes aislados ocurridos este martes con algunas máquinas de votación para impulsar lo que muchos creen es una campaña para cuestionar los resultados.

Este martes los estadounidenses fueron a las urnas para renovar la mayoría de las gobernaciones, un tercio del Senado, la Cámara de Representantes y otros cargos regionales, en unos comicios considerados un referendo tácito de la mitad del mandato presidencial.

Los ojos están puestos en peleas muy reñidas en estados claves como Georgia, Pensilvania, Nevada y Arizona, cuando apenas un escaño puede definir el rumbo del poder Legislativo.

“Si tenemos elecciones apretadas, que particularmente definen el partido que controla el Senado de Estados Unidos, la desinformación empeorará”, dijo el profesor Rick Hasen, director del Proyecto Salvando la Democracia de la escuela de Derecho de la UCLA. Y criticó: “Ahora se ha vuelto frecuente entre los seguidores de Trump creer que es común robar elecciones en Estados Unidos, a pesar de toda la evidencia confiable que prueba lo contrario. Y este tipo de alegaciones podría surgir de nuevo en elecciones reñidas”.

Más de la mitad de los candidatos republicanos son “negacionistas electorales” y han respaldado las alegaciones sin fundamento de Trump de que las elecciones de 2020 fueron fraudulentas.

En este contexto, las disputas podrían dar lugar a un período prolongado de incertidumbre.

“Si los candidatos no reconocen la derrota o deciden cuestionar la elección, este período se extenderá alimentado a diario por historias del día de la elección o sobre el período de totalización (escrutinio definitivo)”, afirmó el informe de la Asociación por la Integridad Electoral.

Los especialistas también advierten que “observadores electorales” de la derecha, movilizados por seguidores de Trump para buscar supuestos fraudes, podrían sin bases decir que no pudieron detectar nada debido a que les impidieron actuar, lo que aumentaría la posibilidad de una confrontación violenta.

La desinformación que inunda las redes sociales incluye llamados a la violencia suscritos por teóricos de la paranoia electoral.

El Grupo SITE, que monitorea extremistas en línea, dijo que los ultranacionalistas estaban promoviendo una “intervención armada y violenta” en los centros de totalización de Georgia.

El llamado, de acuerdo con informes, surgió en respuesta al anuncio de la extensión del horario electoral para consignar las papeletas en el correo luego de un problema logístico.

El Centro para el Progreso Estadounidense, otro think-tank sin filiación partidaria, opina que la desinformación “no sólo continuará sino que empeorará en el escenario poselectoral”.

“Los negacionistas electorales pueden hacer ruido con impugnaciones legales sin fundamento. Funcionarios electorales con motivaciones políticas pueden recusarse a certificar los resultados electorales”, apuntó en un informe.